Este uso tiene principalmente efectos prácticos, ya que el cerebro no está acostumbrado a una muñeca en forma de reloj. La mayoría de la población es diestra, su mano dominante es la derecha y por lo tanto la que tiene más movimiento. Es por eso que, para evitar golpes o maltratar nuestro querido accesorio, lo ideal es usar la mano contraria.

En cuanto a la posición, lo tradicional es llevar el reloj debajo de la muñeca. La ventaja es que casi no interfiere con las actividades normales de la mano. La segunda posición posible es directamente en ella. Los caballeros solo deben tener cuidado al usar una camisa para que el reloj no se esconda demasiado. La visibilidad máxima debe ser a la mitad de la esfera cuando se baja la mano a lo largo del cuerpo.

Apretar el reloj también es una cuestión de preferencia. Nuestro accesorio no debe estar demasiado justo para restringir la circulación sanguínea, pero tampoco estar demasiado suelto. Tratemos de lleva un balance medio con un ajuste que sostenga y siempre se pueda girar con un poco de fuerza.

Si bien el ponerse el reloj en la mano izquierda es lo tradicional y tiene un sentido práctico, ello no implica que esté mal visto llevarlo en la derecha o viceversa. Lo importante es sentirnos cómodos y marcar nuestro estilo propio. Llevar un reloj es símbolo de autenticidad que nos hará irrepetibles.

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